Cuatro claves bursátiles ante las elecciones estadounidenses
El primer martes después del primer lunes de noviembre, Estados Unidos elegirá a su nuevo presidente entre Donald Trump y Joseph Biden. Las encuestas muestran como favorito a Biden, pero la situación no es tan clara. En el momento de escribir estas líneas existe margen para la sorpresa. La recopilación de sondeos que hace la web Real Clears Politics evidencia un margen de 197 votos electorales que aún no están claros, algunos en estados clave como Florida o Texas por el número de electores que aportan. El favorito es Biden, pero Trump aún cuenta con posibilidades para dar la sorpresa, incluso en los últimos días ha limado diferencias. A principios de la semana, Real Clears Politics estimaba una diferencia de 181 votos, lo que refleja un avance de Trump. Otras webs, como Electoral Vote, no dudan en avanzar la victoria de Biden. A medida que se aproxima la votación, es evidente que esta situación se mantendrá con lo que tenemos la primera de las claves como es la incertidumbre y una previsible volatilidad en los mercados.
Los análisis que hemos ido leyendo estas semanas atrás reflejan que el mercado asume la posible victoria de Biden y que se refleja en algunas cotizaciones. Sin embargo, y esta es la segunda de las claves, el peor escenario posible es que Donald Trump no acepte la derrota. No es una hipótesis. Desde el pasado agosto, Trump ha venido realizando declaraciones sobre un posible amaño electoral. Un resultado ajustado podría provocar una sucesión de reclamaciones y que se alargarse la proclamación del presidente. Ya sucedió en la victoria de George W. Bush sobre Al Gore y durante la batalla legal durante el recuento posterior provocó una caída en los mercados del 7%. Esa situación podría repetirse y sería el peor escenario posible. Ya tenemos nuestra segunda clave.
Pero uno de ellos llegará al poder y desarrollará una política económica que beneficiará a unas empresas más que a otras. No se trata de un juicio de valor, sino constatar un hecho con una repercusión en compañías y sectores concretos.
Así, Joe Biden se ha declarado partidario de energías renovables y ha expresado la necesidad de reconvertir la industria petrolera. Los demócratas son partidarios de intervenir en el precio de los medicamentos, lo que puede resultar negativo para la industria farmacéutica, pero Joe Biden es un defensor de la investigación avanzada, lo que ayudará al sector biotecnológico. Las nuevas tecnologías son otro sector que puede verse reforzado por la victoria demócrata, aunque no olvidemos que durante el mandato de Trump el Nasdaq alcanzó niveles históricos. Las empresas de infraestructuras también se pueden ver beneficiadas. Biden se ha mostrado a favor de reducir los aranceles y favorecer el libre comercio frente al proteccionismo de Trump, lo que también puede tener una lectura positiva en las bolsas de ambos lados del Atlántico.
La gran ventaja de Donald Trump es que ya se conoce su política económica y sus propuestas van en su línea, con reducciones fiscales que deberían ayudar al consumo. Trump es el favorito de los mercados y en estos cuatro años seguir su Twitter ha sido casi tan importante como saber interpretar bien los gráficos. Pero también es cierto que su victoria no se ve probable y comienza a descontarse. De hecho, algunos de los sectores que se verían beneficiados por su victoria registran descensos en sus cotizaciones. Hablamos de las grandes petroleras y empresas de gas. Trump ha apoyado los combustibles fósiles y mantiene esa línea. La banca también es un sector respaldado por el actual presidente, más partidario de la desregulación. La construcción también se beneficiará con unas políticas que también han sido proteccionistas.
Pero antes de terminar, no podéis olvidar que estos cuatro consejos se encuentran sujetos al mercado. Por definición, es soberano y no siempre se porta de la manera esperada. La victoria de Donald Trump se vaticinaba como catastrófica para los mercados y sucedió todo lo contrario. Como se suele decir, rentabilidades pasadas no garantizan rendimientos futuros.